El objetivo de las cuerdas funcionales

Las cuerdas funcionales son cuerdas que tienen una gran longitud y diámetro y que, además, son pesadas. Se emplean especialmente en crossfit, aunque poco a poco su uso se ha ido extendiendo también a otras disciplinas como puede ser el fitness. Su uso obliga a adoptar una postura que hace que el cuerpo esté tensionado, de modo que lo que se consigue es un trabajo muy completo del cuerpo.

Ese trabajo muscular gracias al movimiento continuo que se realiza es la gran ventaja de las cuerdas funcionales. Además, cuanto más se trabaja con ellas, mayor es la resistencia, la fuerza y la tonicidad que se gana. De ahí que se estén popularizando tanto.

Beneficios de entrenar con cuerdas funcionales

A pesar de su sencillez, las cuerdas funcionales en un entrenamiento ofrecen muchas ventajas. La primera de ellas, que su exigencia hace que se quemen muchas calorías. Para hacerse una idea, en una sesión de unos 30 minutos pueden llegar a perderse entre 300 y 500 calorías.

Más allá de esta cuestión, las cuerdas funcionales ayudan a mejorar el control y el equilibrio del cuerpo. Hay que tener en cuenta que la postura que se adopta para manejarlas y hacer los ejercicios con ellas es muy singular. Esa postura obliga a buscar una estabilidad determinada trabajando músculos que no se tienen en cuenta en otro tipo de rutinas.

Por otra parte, las cuerdas funcionales implican un trabajo muscular completo que abarca tanto el tronco, que permanece en tensión, como brazos para realizar el movimiento y piernas para asegurar esa estabilidad imprescindible. No solo eso, sino que además aumenta la capacidad de coordinación entre diferentes músculos

Las cuerdas funcionales son un ejercicio de alta intensidad. Esto implica un buen trabajo cardiovascular, otro de los grandes beneficios que se obtiene con este tipo de entrenamiento. También es importante saber que se puede mejorar la resistencia aeróbica o anaeróbica variando la duración e intensidad de los ejercicios.

Finalmente, conviene tener en cuenta que el riesgo de lesiones, aunque existe, es menor por la simplicidad de los movimientos que se realizan con las cuerdas funcionales. Es básico, sin embargo, emplear una técnica adecuada, posicionando bien la espalda y las piernas y evitando movimientos rápidos y bruscos.

El entrenamiento con cuerdas funcionales, por lo tanto, es perfecto para introducirlo en las rutinas de disciplinas deportivas muy variadas, más allá del crossfit. También ofrece beneficios si se practican deportes tan diferentes como el running, el boxing o el esquí.

Cómo es la práctica con cuerdas funcionales

En este sentido, el criterio más importante es elegir las cuerdas funcionales adecuadas. Las hay de diferentes longitudes, grosor y peso. Se debe escoger teniendo en cuenta las características y la capacidad de cada persona. A partir de ahí, solo quedará realizar los diferentes ejercicios que se pueden poner en práctica:

Ondas: pueden ser dobles, alternas, laterales y cruzadas. La fuerza se dirige hacia el ancla.

Círculos: hacia dentro o hacia fuera, evitando cruzar los brazos.

Choques: son movimientos bruscos en los que la fuerza se dirige hacia el suelo.

Estos serían los movimientos básicos con cuerdas funcionales. Cada uno de ellos tiene variantes para añadir dificultad y mejorar la fuerza y coordinación. Esa dificultad puede añadirse haciendo sentadillas, dando zancadas, etc. Lo importante es ir variando las rutinas para que el cuerpo no se acostumbre.

Entrenar con cuerdas funcionales es sencillo y ofrece infinidad de beneficios. A ello se une que se pueden realizar los ejercicios tanto en espacios cerrados como al aire libre, puesto que no necesitan ningún tipo de instalación. No hay excusas, por tanto, para no ejercitarse con ellas.